viernes, 26 de agosto de 2011


Era como si el profundo silencio
de la noche otoñal besara tus hombros
y en recorrido sigiloso de sus manos
llegara al interior de tus muslos.

En tu caminar silencioso por la melancolía
Ondulas suavemente los pliegues de tus faldas.
Un susurro tenue oigo desde los árboles
Que moran discretos bajo la luna.

Desear tus labios desde las sombras,
Desde el frío que palpita, desde mi llanto,
Desde la vida, desde la oración vehemente,
Y no tener otra alternativa que esperar.

Era como si el profundo silencio
De la muerte cerrara sus puertas,
Pero aún viera tu mirada afligida a cada instante,
Y aún percibiera el sublime aroma de tus senos.

Espera amada mía, dulce dolor, tierno desconsuelo,
Mi alma extiende sus alones, vuela sobre árboles
En medio del otoño incipiente y frío
Va directo a ti, directo al hogar perpetuo.

Harold MUÑOZ 26/08/11 Paris

jueves, 4 de agosto de 2011




Estoy formado de asombro y muerte
¿Cómo pude antes sospecharlo?
Yo, que en el pasado estuve tan cerca del dolor,
Que conocí todos los demonios…
Pero mis recuerdos se consumen sin arder
Y olvidé cómo vivir.

Presencia de recuerdos
Presencia de recuerdos y fantasmas,
Palas que desentierran el dolor,
Y extienden cráneos aún con piel
absolutamente irreconocibles.

Recuerdos de días sin luz.
Irradias los cuerpos…
Eres lluvia incesante,
un atalaya infalible,
el faro de luz perpetua sobre las ánimas
que lamentan su tiempo en prisión.

¿Por qué me llamas dolor espectral?
¿Por qué oigo tu voz a esta hora de la noche?
Me sigues aún en los sueños,
Desdibujas tu rostro con muecas de súplica;
Rastreas de rodillas mis días muertos,
Te lamentas sobre sus cadáveres…
A ti te digo: no lograrás revivirlos.

Te cubres con las vísceras de la vida
y la melancolía te ha vuelto cana;
Presencia de recuerdos
Presencia de recuerdos y fantasmas.

Harold MUÑOZ, París 17/07/2011  



El silencio del tiempo se precipita sobre mí
Siento su tacto de plata en mi piel erizada,
puedo sentir sus dedos de cristal azulino sobre mí…
Todas las vidas tienen un orden ancestral y divino,
todo fluctúa de acuerdo a Su voluntad,
Todas las cosas algún día desaparecerán de mis ojos,
Se desvanecerán, quedarán en silencio, se desvanecerán.

Este silencio retornará a su hogar celeste,
Esta mirada entrará en pensamientos distintos,
Este vivir expirado entrará en otros ojos,
Esta certeza de profeta enmudecerá…
Seremos niños en el lecho de la madre
Antes de sumergirnos todos en el desvanecimiento.
Pero viviremos en ti, pero viviremos en ti.  
Sólo importa el amor que dejaran como señal,
Como pacto a un revivir en nueva tierra
Sin los lamentos de halcones en agonía y cóndores muertos.
Puedo sentir los besos del adiós en mi frente,
Y los pequeños dedos brillantes de la muerte…
Todo lo que lloró de rosas blancas
Reirá de nuevos cielos, ósculos santos, santos deseos…
Riega tu alma en amor y circunda el mundo con tu alma.

Harold MUÑOZ, París 04/08/11