El rostro oculto
Yo soy un desterrado vagabundo, un ladrón, un granuja sin remordimientos que ha comenzado tarde en las artes delictivas. He aquí mi historia:
El invierno y yo éramos hermanos y compartíamos el mismo rostro, el mismo carácter y las mismas obsesiones. Mas, afortunadamente, yo tenía la capacidad única de hacerme invisible y de esa manera fantasmal amar ardientemente sin ser denostado. Tal como mi hermano el invierno, yo había depositado mi amor lascivo en una mujer de tristeza brillante, sonrisa santa y cuerpo lleno de milagros. Por ella yo me había revelado ante los propósitos de un dios incomprensible; pero... ¡Ay infelice! ¡Ella ocultaba de mí su rostro y lo ocultó por siempre!
De manera invisible, yo comencé a recorrer las calles ululando, deseando cometer los actos más atrozmente inmorales que humano o demonio haya podido imaginar. Fue entonces cuando durante una noche singularmente siniestra, ella salió a intervalos por entre negros nubarrones... ¡y yo sufrí los mismos latigazos de Otelo o Caín al percibir que mi hermano, el invierno, había conquistado su pasión! Para poder dejar de herirme cada noche, yo salí a robar y violar sin desprecio con un estigma en la frente.
Miércoles 4 de agosto 2022