Sin poder dormir
he mirado el cielo anubarrado
desde mi lecho
entre la espesura de nubes cuervaceas
los vientos han despertado
esta noche
Se agitan mis pensamientos
caen en espiral y torbellino
a las catacumbas de la memoria
y ni aún los gélidos suspiros del viento
me han serenado
esta noche
He escuchado pronunciar en susurros
una lejana y melancólica plegaria
¡Su voz llegando a mí desde el sepulcro
como el perfume de una rosa casi marchita!:
“¡hijo regresa a tu hogar,
esta noche!