Afuera el otoño ha
colocado sus bagajes.
Por la ventana veo
que el agua cae confusa.
Tú, enredada en sabanas
y velos,
Estás distante, ensimismada
Y una preocupación se
arraiga en tu pecho.
Y aunque cien veces
te dije te amo y te deseo,
No deseaste
comprenderlo, tus ojos duermen abismales.
Creo que debo pasar
mi camino y decir adiós,
Tus senos sublimes desnudos
no acogen mis besos,
Y una preocupación se
arraiga en tu pecho.
Por el tiempo que
me amaste te agradeceré
Y espero que la
desnudez de tu cuerpo en el manto
Halle un reposo íntimo
bajo la sombra quieta del silencio.
Hoy día tus manos
son lánguidas y azules como crepúsculo
Y una preocupación se
arraiga en tu pecho.
Cuando el invierno
haya partido y vuelvan las flores silvestres
En tu vientre
desnudo crecerán jazmines
Tus bellos muslos
de nieve serán de espuma.
Empero, ahora tus
labios aún muy rojos y hermosos callan
Y una preocupación se
arraiga en tu pecho.